martes, mayo 23, 2006

Mi Colegio II

Allí hice la comunión preparada con las clases que nos daba un profesor jubilado del colegio que vivía en el internado, que nos metía un miedo horroroso en el cuerpo porque era más serio que el Viti tres veces y, por si fuera poco, le faltaba un brazo que decían había perdido en la guerra, con lo cual el cuadro que componía D.José Monge, que es como se llamaba, era como para un chiste. De allí salí para Rota, con la incomprensión que para un niño suponía el tener que dejar todo lo que había sido su vida hasta entonces. Y allí volví pasados unos años para reencontrarme con mi barrio y con los que habían sido mis compañeros y mis profesores hasta mi marcha.

Cuando volví empecé a jugar al balonmano, allí no se jugaba a otra cosa. El patio ya era de hormigón pulido. Recuerdo los muchos colegios por los que íbamos a jugar, algunos con patios que hoy serían increíbles, como uno de Valdezorras en el que cuando botaba la pelota no sabías para donde iba a salir de las piedras que había en el suelo, también he sufrido al visitar algunos de esos colegios veinte años después y comprobar como allí seguían las mismas porterías y el mismo suelo ahora ya resquebrajado por el paso del tiempo.

La vuelta me llevó también a encontrarme con la cruz de mayo del colegio, en los primeros años era un increíble despliegue de artesanía cofradiera salida de los trabajos manuales. Los pasos, pues tenía un palio para la Virgen de Lourdes, tenían una estructura atornillada de perfiles de metalín y escuadras con las que ensayaban los mayores por el sótano del colegio con mi amigo Joselín subido encima para hacer más duros los entrenamientos costaleros. La cruz de mayo fue evolucionando hasta convertirse en un autentico referente en el Porvenir cuando llegaba el mes de mayo.

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